Afuera hace demasiado frío


Afuera hace demasiado frío.
Yo no duermo en una cama dura. A mí me gusta leer de noche con luz eléctrica.
Me gustan los hipermercados hiperllenos y las tarjetas de crédito con bastante saldo.
Afuera, donde la verdad grita, hace demasiado frío.
Los mendigos de los portales huelen mal. Me dan miedo los yonquis enloquecidos de navajas. Y los barrenderos fosforescentes entre dos luces me dan como tristeza.
Yo no salgo sino cuando el sol reina en el centro del día.
O cuando la noche no me tiene más que a mí para consolarse de su soledad.
Escondido en la intimidad hermética de mi automóvil, atravieso las calles inhóspitas pobladas de sombras o de gentío y me desplazo de búnker en búnker, todos ellos construidos con gruesos muros de cristal trasparente y guarnecidos de pantallas planas de altísima definición.
Afuera, donde se pagan mis cuentas, hace demasiado frío.
La turba horripilada hace cola de noche en la parada del autobús, roja de frío, y luego se embute en el vehículo y se recalienta en silencio áspero, conocido y ajeno.
No me pidas que salga a mezclarme con ella. Prefiero que algunos vengan a mi casa y se desnuden en sus estancias cálidas y luminosas y que se reconforten con mis licores exquisitos y que se despojen de los relojes y que canten y bailen fuera del tiempo y que luego se acuesten a fornicar o a dormir en íntimos, confortables lechos.

1 comentario:

Azucena Rebon dijo...

Muy buena esta reflexion de los miedos humanos. Ese miedo a todo lo "diferente". Esa "normalidad" en la que nos refugiamos...por miedo a VIVIR.

Te sigo atravèz de Mundo Hispanico, y te hago llegar mis felicitaciones por tus acertadas reflexiones que leo cada mes.
Muchos saludos desde Basel.