El prójimo

De niño, uno cualquiera de aquellos días en los que correteaba por los jardines del Nacional Catolicismo, alguien me adoctrinó: “Amarás al prójimo como a ti mismo” y a mí me pareció una orden posible de cumplir. Conocía todos los significados: el prójimo, amar y yo mismo. Por fortuna he madurado y ahora ya no tengo claro ninguno de los tres. Tengo serias dudas acerca de quién soy yo mismo, amar es un verbo esterilizado por la polisemia y, sobre todo, ¿quién es el prójimo? ¿Dónde se ha metido el prójimo? ¿Es el del tercer piso o el del tercer mundo? ¿Es el pariente cercano cuyo rostro se me desfigura de entierro en entierro o el desconocido que me sonríe en pelotas? ¿Es el que me empuja en el bus o el que me miente en el chat? ¿El compañero de trabajo de hace dos años del que no sé casi nada o el personajillo de la tele de hace dos días del que ya lo sé casi todo?
¡Se me ha perdido el prójimo!
Así que pago una cuota mensual a una ONG a ver si me lo encuentra.
Niños soldado, trata de blancas, peleas de gallos, corridas de toros, tala ilegal de pinos, minas anti persona, abrigos de pieles, reutilización de pilas…
Da igual, todo es importante. La verdad es que yo daría prioridad a algunas cosas, pero de eso ya se encargan los expertos. Hoy en día lo que no falta son expertos en adormecer conciencias. Total, la cuota no varía. El estado de bienestar, el mismo que se encarga de barrer de mendigos, limpiadores de parabrisas y otras presencias molestas las aceras, nos ofrece una solidaridad masiva, bien planificada, cómoda y eficaz, un prójimo domiciliado por el banco.
Ayudar es bueno. Yo no me opongo al prójimo global, pero quiero romper una lanza a favor de la emoción del prójimo. Tenemos que recuperar esa emoción cotidiana por el ser humano que tenemos cerca, físicamente cerca. En la ciudad, todos es imposible, eso ya lo sabemos, pero es posible algunos. Se trata de un cambio de actitud. Serenar la mirada. Utilizar la sonrisa, infundirle un espíritu vivo a la formalidad de la cortesía. No hace falta más. Con eso basta. Con eso bastaría.

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