Mi seis mil millonésima

El Big Bang se produjo hace seis billones de días. Exactamente no lo sé, pero por ahí le anda. Una vez más me disculpo ante los eruditos. Seis billones. Cada día que me despierto en medio del tiempo cósmico, que no cesa su expansión, aunque no se sepa muy bien si va o viene, me digo: “¡Vamos, chaval, que tienes otra seis billonésima de oportunidad para cambiar las cosas de una vez, para darle de una vez la vuelta a la tortilla!”. Pero siempre me aplasta la tortilla y me hace tortilla. Tiene muchos huevos la tortilla.
Me ciño a lo estrictamente planetario y me desentiendo irresponsablemente del sufrimiento atroz de los extraterrestres, probable e ignoto. Restrinjo la visión de futuro a unas cuantas generaciones, limito la tan manida globalidad a los intereses de la raza humana, desentendiéndome irresponsablemente del resto diversísimo de los seres vivos y del impredecible resto de los tiempos y de los espacios terrícolas. La seis billonésima se ha transformado en seis mil millonésima. Ya sé que a los americanos les da lo mismo. Pero yo, que cuento de otra manera, tampoco he cambiado, yo sigo siendo tortilla, un microbio tortillero y culpable con una seis mil millonésima de culpa, pesada como un yunque.

No hay comentarios: