La zorra y la monja.

Un amigo mío me contó una fábula titulada “La zorra y la monja”. Me dijo que era de un tal “Esposo”, si no le oí mal. Yo ya había escuchado alguna historia parecida, pero así contada por mi amigo, me pareció original, como deconstruida. Dice así:
En una ciudad cualquiera, un señor con gafas, dos pares de gafas, tenía dos mujeres: la zorra Zoila para los días laborables y la monja María para los festivos y fines de semana. A Zoila la trataba como si fuera una monja; y se complacía en vejar a María llamándola vulgar-ramera, todo junto, mientras ella enloquecía de amor. La zorra Zoila era la mujer para el hogar, que aprendió a recibirle cada noche diciendo: “He aquí la esclava del señor”; mientras que la monja María era una burla donjuanesca, una víctima propiciatoria de la más lasciva trasgresión. También puede que fuera al contrario.
Un día, mientras se estaba cambiando de gafas, se le apareció un genio y le concedió tres deseos. Siempre conceden tres. “Quiero unas gafas que me sirvan para todo y una mujer que colme todos mis deseos”, pidió el señor con gafas, reservándose el tercer deseo por si algo salía mal. El genio traspasó todas las cualidades de la zorra a la monja o de la monja a la zorra, que tanto da, y esta se presentó ante su amado amo, toda renovada y con un par de gafas de última generación.
Entonces el señor miró a su pobre Zoila María o Maria Zoila, que se había quedado sin cualidades, acaso embellecida por el desamparo y, tomándola entre sus brazos, le juró amor eterno.
El señor con gafas, ya solo un par, utilizó el tercer deseo para impedir que esta fábula tuviera final.

No hay comentarios: