Los trinos trinos

Las grandes palabras: libertad, esperanza, Dios, amor; etc.; adolecen de imprecisión semántica, pueden significarlo todo o nada. Sin embargo son muy bellas y evocadoras como cantos de ave, como ecos de lejanía.
Las grandes palabras, de tres en tres, ¿por qué será?, adquieren tintes doctrinarios, apariencia de solidez: Dios, patria y justicia; libertad, igualdad y fraternidad; salud, dinero y amor; fe, esperanza y caridad; derecho, pluralismo y democracia; Padre, Hijo y Espíritu Santo. Seguro que el amable lector recuerda muchos más ejemplos.
Las grandes palabras, de tres en tres, se dirían trípodes donde sustentar la estupidez humana, donde justificar y hasta ennoblecer la estupidez humana.
Todos picamos con alguna de estas ternas mágicas. A mí la que me parece más real es vida, azar y muerte, porque estos tres componentes del destino se caracterizan por su endeblez, porque no nos arman contra el enemigo, nos bajan los humos del dogmatismo disfrazado de ideal y nos recuerdan nuestra humilde e insignificante condición.
Vida, azar y muerte: eso es todo, eso lo explica todo y, a pesar de eso o precisamente por eso, la acción puede ser una fiesta.
El fluir del tiempo, la concordia de las almas no necesitan patas, bases ni pilares. Bastan los trinos de ave, los ecos de lejanía, el agua la final del camino.

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